PINA BAUSCH Y EL EXPRESIONISMO ALEMAN


Más allá de la mímesis y del expresionismo
Por Susana Tambutti

Nota Diario La Nación 28/7/09

El cumplimiento de las exigencias de la modernidad estética en la danza está indisolublemente ligado al desarrollo de la teoría formalista y a un nombre: Merce Cunningham. Motor de un "cambio de paradigma" sucedido en la danza a mediados del siglo XX, a partir de su crítica a los modos de producción y recepción anteriores, la danza dejó de ser un arte representativo para poner en evidencia la materialidad propia de su medio expresivo. Ningún artista antes, coreógrafo o crítico, hubiese afirmado que una obra coreográfica podía ser objeto de una contemplación desinteresada, independiente de cualquier referencia externa.
Fue Cunningham quien, alejándose de toda relación trascendental o metafísica, incorporó a la danza términos de raíz kantiana, propios de la modernidad estética: contemplación, desinterés, actitud estética, atención a la obra por su propio valor. La obra coreográfica pasaba a ser un objeto que era intencional en su forma, inaugurando una autonomía estética hasta entonces desconocida. Cunningham, cumpliendo las pretensiones del arte moderno, abandonó la danza a la fuerza de su imagen poética impidiéndole que se transformara en vehículo de significaciones ilustrativas o en reflejo de una realidad externa. Su increíble aporte reside posiblemente en que su revolución artística condujo el movimiento lejos de las energías angustiantes, violentas, profundamente personales del expresionismo y más allá de la identificación obsesiva, psicológicamente conducida de la danza moderna que lo precedió. La autora es coreógrafa, bailarina y teórica de la danza.




Pina Bausch: Mujer que supo ser genial
Por: Laura Falcoff

Nota Diario Clarin. 30/06/09

Un cable llegado de Alemania informa una terrible noticia: la coreógrafa y bailarina alemana Pina Bausch acaba de morir. Una de las más grandes e influyentes artistas del siglo XX desaparece a los 68 años de edad afectada por un cáncer fulminante; aún tenía —así lo había dicho recientemente— innumerables proyectos por delante; este último domingo había aparecido para saludar junto con su compañía en el escenario del teatro de Wuppertal donde estrenaba todas sus creaciones. Wuppertal es una pequeña ciudad alemana, muy cercana a Colonia, donde Pina creó su hoy legendario conjunto y donde desarrolló su prodigiosa tarea durante más de treinta y cinco años.En 1973, el director general del Teatro Municipal de Wuppertal invitó a una joven coreógrafa para que se hiciera cargo del elenco de danza de la institución. Pina Bausch había comenzado a crear obras cinco años antes y algunas habían recibido premios, pero fue sin duda la posibilidad de disponer tanto de una compañía estable como de la libertad completa que le otorgó el director general, lo que le permitió profundizar en nuevos vocabularios de un modo enteramente personal. Exploraciones difíciles cuyos resultados provocaron inicialmente el rechazo del público local y de una buena parte de los bailarines del elenco. Cuando en 1980 la Wuppertaler Tanztheater llegó por primera vez a Buenos Aires todavía el público de Wuppertal se encontraba dividido respecto de la compañía de danza. Por un lado, un grupo compacto de admiradores; por el otro, un frente de detractores convencidos: los más violentos cubrían a Pina Bausch de insultos y escupidas y los más excitados la despertaban con llamados telefónicos en la mitad de la noche para invitarla a dejar la ciudad. Pero una nueva especie estaba siendo creada, la llamada danza-teatro, y en los años que siguieron y hasta el día de hoy innumerables artistas tanto de la danza como del teatro en todo el mundo han sido marcados por el pensamiento escénico de Pina Bausch. Así y todo, parece imposible reducir el lenguaje de Pina Bausch a un conjunto de fórmulas. Sus obras no han consistido simplemente en poner sobre el escenario a bailarines que también actúan y cantan; tampoco en llevar a escena el fruto de mecanismos de libre asociación. Los espectáculos de la Wuppertaler Tanztheater tenían —como bien lo definió una crítica norteamericana— esa cualidad a la vez irracional y significativa que se encuentra en los sueños. Pero la arbitrariedad y la desconexión eran sólo aparentes. A diferencia de lo que ocurre con una gran proporción de sus numerosísimos imitadores, las producciones de Pina Bausch se sostenían no en un sinsentido provocador sino en una gran consistencia poética. Tampoco los temas de sus trabajos eran fáciles de definir y Pina misma solía ser elusiva al respecto. Se afirma de sus piezas que son comentarios sobre la relación entre las personas y la sociedad que las oprime, o preocupaciones feministas respecto de la violencia entre hombres y mujeres; ella simplemente decía: "Creo que siempre hablo de la necesidad de ser amados que todos tenemos". Y contestando a la pregunta "¿Hace realmente teatro o danza?", mil veces formulada, dijo: "Es una cuestión que no me planteo jamás. Trato de hablar de la vida, de las personas, de nosotros; y hay cosas que no pueden decirse con una cierta tradición de danza; la realidad no puede siempre ser danzada: no sería eficaz ni creíble". ¿Cómo elegía a sus bailarines? "Algunas veces la elección es rápida; otras veces me tomo mucho tiempo. Depende de muchas cosas. Es cierto que espero que un bailarín tenga una buena técnica, pero no es lo único que busco. Si hay algo que me llama la atención son los ojos. Ojos que tengan una mirada triste, de payaso. Diría que cuando elijo a alguien como bailarín es porque tengo verdaderas ganas de conocer a esa persona".En 1995, Pina regresó a la Argentina y presentó en el Teatro San Martín su obra Bandoneón. Entonces, tuvo una inmensa convocatoria de público. Esta bellísima creación arrojaba una sabia mirada sobre el tango sin recurrir a uno solo de sus pasos. En aquel momento, Pina tomó algunas clases de tango con Tete, milonguero empedernido y eximio bailarín aficionado, y luego lo invitó a Alemania para que diera allí clases a su compañía. Ni ella ni la Wuppertaler Tanztheater regresaron a Buenos Aires aunque iban regularmente Brasil y en los últimos años, viajaba también a Chile. ¿Por qué? No lo sabemos con certeza.-


Murió la coreógrafa y bailarina alemana Pina Bausch
La artista tenía 68 años y recientemente se había enterado de que padecía cáncer
Nota editorial La Nacion 30/06/09


BERLÍN, (AFP) - La coreógrafa y bailarina alemana Pina Bausch, una de las artistas más importantes de la danza contemporánea, falleció a los 68 años, anunció el Tanztheater de Wuppertal, el ballet que ella había fundado hacía más de 35 años.
"Pina Bausch falleció esta mañana (en el hospital), de una muerte repentina y rápida, cinco días después de que se le diagnosticara un cáncer", indicó la portavoz del Tanztheater, Ursula Popp, en un comunicado.
"El domingo pasado todavía estuvo en el escenario, junto con su compañía, en la ópera de Wuppertal", destacó.
Según Popp, había sido internada en el hospital para exámenes debido a un estado de fatiga intensa, y "no salió".
Pina Baush era una de las más ilustres coreógrafas contemporáneas. Su verdadero nombre era Josephine Bausch. Su celebridad comenzó en el Metropolitan Opera de Nueva York. Era considerada la gran dama de la danza contemporánea alemana, con un estilo expresionista único que a sus comienzos provocó polémica, antes de ser reconocido mundialmente.
Luego de pasar por el Metropolitan Opera de Nueva York, la coreógrafa de rostro sombrío introdujo el concepto de "danza-teatro" en Alemania y el mundo entero. De esta forma impuso en el mundo del teatro un estilo de danza muy personal, basado en la exageración y la contradicción, mezclando lo inmenso a lo insignificante, tanto en los gestos de los bailarines como en los decorados.

Pina Bausch cambió el papel del bailarín y dio otra utilización a los objetos, introduciendo en el escenario esquíes, bicicletas, muros y acantilados.
Algunos la consideraban una coreógrafa única y sin igual en la dirección de sus temas predilectos, como el miedo o la guerra de los sexos, y destacaban la vitalidad artística de sus obras.
No obstante, sus problemáticas extremistas y sus arquetipos (la histérica, la esclava...) molestaban a otros.
"Lo que me interesa no es tanto (saber) cómo se mueven las personas, sino lo que las emociona", declaró ella en una entrevista.
Bailarines llegados de todo el mundo frecuentaron su Tanztheater en Wuppertal, Renania, que con el paso del tiempo se convirtió en uno de los templos de la danza moderna mundial.
La artista era esperada a mediados de julio en Moscú, donde debía presentar su espectáculo Los siete pecados capitales en el Festival Internacional Chejov. Por el momento no se ha decidido el futuro de esta gira. En cambio, el Tanztheater se presentará esta noche en Wroclaw (Polonia), según su portavoz.
A mediados de junio, Pina Baush había presentado en Wuppertal su última creación, "Tanzabend" (velada danzante), un espectáculo melancólico con un escenario negro, vacío y ritmos lentos.
Ella viajaba con su compañía por el mundo entero, y todos los años bailaba en el Théâtre de La Ville de París, donde las entradas se agotaban inmediatamente.
Celebró los 25 años de su Tanztheater en 1998 con un festival de tres semanas en Wuppertal, cuna de sus creaciones expresionistas y gloria del ballet alemán.
Allí presentó una muestra de sus ballets, desde los más antiguos a los más recientes, pasando de Ifigenia en Táuride (1974) al Limpiador de ventanas (1997), estrenado en Hong Kong en ocasión de la devolución de la colonia británica a China.
Asia la inspiró. En 2006 se encontraba en India con una parte de su compañía y luego presentó Bamboo Blues, una creación con los colores de India.
En Europa, sus viajes la llevaron también a Palermo, Lisboa, Budapest, Estambul. Y de París a Roma y Londres, donde generalmente presentaba sus espectáculos con el teatro a sala llena.
Café Müller (1978), una de sus creaciones más recordadas

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